( Publicado en Revista Creces, Enero 2000 )
Hace cien años, Pringle Morgan, un médico de Sussex en Inglaterra describió por primera vez el cuadro clínico en un niño de catorce años, que siendo muy inteligente y muy rápido para cualquier juego, fue incapaz de aprender a leer. Desde entonces esta anomalía se ha estudiado extensamente, ampliándose el concepto a diversos cuadros que se traducen en dificultades en el aprendizaje. En la actualidad el National Institute of Health de Washington, afirma que el problema se presenta en uno de cada cinco niños.