( Publicado en Revista Creces, Agosto 1997 )
Durante muchos años se ha sostenido que el cerebro es un órgano muy rígido. Ya el sabio español Ramón y Cajal, sostenía en el año 1928: ""El cerebro es algo fijo e inmutable. Pueden sus células morir, pero nada se puede regenerar"". Diversas investigaciones posteriores habían confirmado lo mismo: las neuronas, al menos en los primates y el hombre, no se pueden reproducir. Se afirmaba que el cerebro es el único órgano que ya al momento de nacer o muy poco después, alcanza el número definitivo de células, que persisten hasta que irremediablemente se van destruyendo. Los demás órganos, después del nacimiento, continúan multiplicando el número de células e incluso son capaces de regenerar aquellas que se destruyen (Mönckeberg: Desnutrición Infantil, 1990, pág. 81, Editorial Creces Ltda.).